Una frialdad inquebrantable nos divide, nos aleja; cuando estoy cerca de ella siento angustia y malestar. Quisiera decirle alguna cosa que le agradase mucho, que la alegrara, pero nada se me ocurre. En estos momentos, ¿seproduceenmíunaparalizaciónmental? La miro, la miro sin hablarle. Nos aburrimos. Cambiamos de postura. Nuestros ojos se miran indiferentes, como si jamás hubiesen reflejado un sentimiento amable.
- Por fin, dice :
-Me voy...
-¡Qué lástima!- respondo y la veo alejarse casi decepcionada u ofendida por mi silencio.
Permanezco un instante clavada en el mismo sitio como una imbécil. Mis manos se crispan. Todo mi cuerpo se convulsiona. Una mueca colérica, contrae mi rostro.
Sé que la quiero, lo siente en mi carne; pero ¡cuánto trabajo cuesta decírselo!
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