Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre.
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones . . .
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